domingo, 16 de diciembre de 2012

Foto 13: comentarios


Esta es la foto del proyecto La historia que no se ve que menos comentarios ha suscitado. También es verdad que aún no ha sido publicada en el blog del libro, pero este es el momento en el que considero importante detenerme en este asunto.
Sin duda, al tratarse de un retrato en el más completo sentido de la palabra referida a la fotografía, los observadores puede que consideren que poco más han de decir. En este retrato, para mí magnífico, aparecen las figuras de dos hombres, y con ellas su mirada y su actitud vital; los rodea un espacio, un decorado, que no solo habla por sí mismo, sino que además enriquece y completa el significado. El concepto de retrato referido al primer plano del rostro hace tiempo que ha quedado obsoleto. En la actualidad se le pide al retrato, como categoría fotográfica, que aporte mucho más y más allá del semblante del personaje retratado; se le exige, entre otras cosas, que el encuadre muestre con claridad un entorno que, a priori, sea significativo por lo que cuenta y aporta al conocimiento expuesto del personaje retratado. En este sentido son ya muchos los "nuevos" maestros del retrato; aunque en realidad hace siglos que el "retratista", entonces pintor y no fotógrafo, ya llegó a la misma conclusión (no hay más que observar, por ejemplo, la obra de Velázquez).
Y para mí, observador que además ha de enfrentarse a escribir la historia que no se ve en la fotografía, me ha ocurrido algo parecido: me quedé sin comentarios, sin descripción. Esta foto es, aunque no la primera del libro, un verdadero retrato de personaje; y es más verdadero porque aquí los retratados aparecen en un entorno que les es propio y por lo tanto cargado de su experiencia vital, de su manera de ser y estar en la vida. Además, estos personajes retratados no son del todo ajenos al fotógrafo; él conoce sus nombres y bastante de sus vidas; de alguna manera, los quiere. Y esto es fundamental si pretendemos observar una imagen más allá de su calidad desde el análisis puramente técnico; y sobre todo es fundamental para mí, que he de enfrentarme a ella como escritor y no como experto ni como crítico de la fotografía en cuestión. 
En el proyecto que supone La historia que no se ve me adentro en la ficción para imaginar una historia, procurando siempre que el objeto de inspiración no sea otro que la propia fotografía. En esta ocasión ha sido diferente. Así lo expuse en la entrada anterior de este blog, y creo que el comentario de Ciso y mi respuesta concluyen lo que pretendo decir ahora:


lunes, 10 de diciembre de 2012

Foto 13

Hoy, cuando ya estamos preparando el viaje de vuelta a Madrid, he recibido la fotografía que hace la número 13 del libro "La historia que no se ve". Alfaro me cuenta que la realizó en la bodega de la casa de estos dos hermanos, el día siguiente al entierro del hermano mayor. Alfaro acudió a ese entierro porque les unen lazos familiares lejanos. También me contó algo de la vida de estos hombres en una pequeña población burgalesa, aquí convertidos en personajes, y me pidió que tratara de escribir precisamente sobre eso, sobre sus auténticas vidas.

Por lo tanto, para esta fotografía no me adentraré en la ficción; no inventaré la historia que no se ve, porque al conocer datos de sus biografías ya no puedo ver otra. Y por lo mismo, no voy a compartir ninguna descripción, ya que el sentido de esas descripciones es contar lo que yo veo en el primer momento que observo la foto y en este caso, como digo, no es posible ni sincero para mí ver otra historia que no sea la real. Por tanto, trataré de escribir una crónica con el cariño y el respeto que, eso sí, han despertado en mí estos hermanos.



domingo, 9 de diciembre de 2012

Zama

Ayer, sábado 8 de diciembre, muy temprano, Juán, su hijo Juan Antonio y Andrés, amigo de la familia y entrenador de Juan Atonio en asuntos de pesca, salieron a la mar a pescar en las aguas del Cabo. Andrés tiene en su haber todos los títulos que se pueden obtener de la Federación Nacional de Pesca, y su alumno, Juan Antonio, con 15 años, ya ha sido campeón provincial, nacional y está seleccionado para el mundial. (Mucha suerte, amigo).







Entre otros, pescaron un pez al que por aquí llaman zama o dentón, porque tiene la mandíbula adelantada que deja a la vista sus dientes. Este que sostiene Juan Antonio en la foto pesó casi cinco kilos y ayer mismo, a las 14, 30, dimos cuenta de él reunidos en casa de la familia del Hostal Costa Rica (San José - Parque Natural del Cabo de Gata). Fina, la madre, cocinó además calamares en aceite, preparó ajoblanco y ensaladas y una gran fuente de leche frita; Andrés preparó mejillones al vapor con su exclusiva receta, y Juan se ocupó de los vinos. Por lo tanto nos dimos un banquete pantagruélico y una larga y divertida sobremesa; de las botellas de vino que cayeron, mejor no hablar aquí.

Yolanda, a la que recogí en el aeropuerto de Almería el viernes porque se acercó a pasar este puente de la Constitución, también estaba a la mesa. Así como la abuela de la casa y Mari, una buena amiga que se encarga de la oficina de Turismo en San José. Esta ha sido la comida de despedida a la que hemos sido invitados y con la que se cierra este periodo de vacaciones de 2012 en el Cabo de Gata. Mañana lunes regresaremos a Madrid, para saber de verdad de qué va este frío invierno y olvidarnos de estos exquisitos manjares que aquí podemos degustar recién pescados. Y también para comenzar a echar de menos a todos estos buenos amigos.

lunes, 26 de noviembre de 2012

Lo que el agua se lleva

Ya está publicada en La historia que no se ve la página 12 correspondiente a la foto que describí y de la que hablé en la entrada "Lo que el mar devuelve" de este blog. 

Comentaba entonces que no considero que el mar lo devuelva todo, porque con las cosas que el agua se lleva se van también los recuerdos y los sentimientos con los que el hombre envuelve los objetos de uso o mirada más habitual; así, esos objetos se cargan de vida, de historia y de significado. Y es a este aspecto de las cosas al que he dedicado la historia Lo que el mar no devuelve, donde a través de una escena cotidiana en casos de inundación, procuro contar ese momento en el que una mujer mayor observa cuánto de la vida se le va en lo que el agua se lleva. De nada vale que luego el mar lo deje varado en una playa cualquiera, o encallado en lo orilla, como ocurrió con esta silla que aparece en la foto.
Podéis leer y comentar pulsando AQUÍlahistoriaquenoseve.blogspot.com

sábado, 24 de noviembre de 2012

Sigo en el paraíso...

Sigo aquí, en el Parque Natural de Cabo de Gata; viviendo este otoño fantástico, releyendo a Llamazares y a Coetzee; dos voces bien distintas con las que sigo encontrándome a gusto. Y leyendo los originales presentados a un certamen literario del que soy miembro en el jurado; la verdad es que la calidad de los textos deja mucho que desear, y mira que los leo poniendo todo de mi parte; y sobre todo, en un entorno donde es casi imposible enfadarse, tan difícil, que casi todo parece bueno. Aquí trabajo (no creo que los concursantes se puedan quejar):







El jacuzzi nos lo abren para 6 personas: tres ingleses, dos alemanas y yo; y es que en estas fechas esto es un privilegio.


La primera tumbona de la derecha es mi lugar de trabajo; me proporcionan un portátil, ya que yo solo he traído el iMac. La piscina no la he estrenado: el mar está a menos de 500 metros.

Y esto es parte de lo que encuentro en el camino desde casa:



martes, 20 de noviembre de 2012

Lo que el mar devuelve

Alfaro me ha enviado esta foto. Resulta que es una playa muy próxima a donde yo estoy ahora; y que hace semanas la zona sufrió inundaciones que produjeron grandes destrozos; por eso, durante un tiempo, las playas han permanecido llenas de cañas, troncos y objetos que resultan extraños cuando aparecen así, varados en la arena o encallados cerca de la orilla.

Se oye decir que el mar se lo traga todo; también, que el mar todo lo devuelve. Yo no creo que sean ciertas ninguna de las dos cosas. Claro que el mar puede llegar a tragárselo todo, pero solo si es muy pesado se quedará en el fondo para siempre. Aquello más liviano termina varado en la playa. Pero en cualquier caso, siempre hay algo, mucho, que el mar no devuelve. Es aquello que el hombre acostumbra a añadir a sus cosas y que queda unido a ellas para siempre; por eso son importantes para cada uno sus objetos más personales. Y es que las cosas que nos rodean acaban por estar enriquecidas de nosotros, y se vuelven una parte representativa de nuestras vidas, de nuestra historia, o al menos de una parte importante de ella. Es por esto que en una buena escena, teatral o cinematográfica o literaria, ningún objeto de los que conforman el atrezo deba ser caprichoso; también es por esto que el actor/personaje ha de conseguir en todo momento una relación natural y acostumbrada con los elementos de esa utilería. Es así porque las cosas se cargan de vida, de significado; y cuando las perdemos, de alguna manera también nos quedamos sin aquello que representaban.

En esta fotografía, para mí bellísima, el mar y el cielo aparecen en movimiento, como ocurre en la realidad; la orilla, llena de ramas deshechas; las rocas, que emergen poderosas del agua; y la silla, encallada en la arena mojada de la playa, aparecen nítidas, quietas, como si el tiempo ya no pudiera nunca más perturbarlas. Orilla, ramas, rocas y silla, son aquí protagonistas aparentemente incombustibles al paso de las horas. Lo que pudieran suponer o significar, sí que se lo ha llevado el agua y tragado el mar.

Os dejo la foto para escuchar vuestros comentarios; a mí me queda escribir la historia que no se ve.

(No dejes de pulsar sobre la foto para poder apreciar el detalle y comprender así la relación con ella que trataré de alcanzar en la historia que escriba)

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Página 11 del blog "La historia que no se ve"

Ya está publicada la entrada correspondiente a la foto "Felices sueños"; la historia se titula Felices sueños, vida mía; un pequeño cambio, como prometí, pero que me parece fundamental por la contradicción que conlleva respecto a lo que cuenta la historia.
La podéis leer y comentar AQUÍ

A vueltas con la coma

Con este mismo título he publicado una nota en mi página de Facebook que os dejo aquí porque está relacionada con "La historia que no se ve" y concretamente con la historia que corresponde a la última fotografía "Felices sueños". 
Foto e historia que pronto pasarán a la nueva página del libro; mientras tanto, comparto aquí estos asuntos que tienen que ver con los quebraderos a la hora de escribir esa historia.

domingo, 11 de noviembre de 2012

Para "La historia que no se ve"

Acaba de enviarme Alfaro esta fotografía que me parece descarnada y rotunda. Una mirada de frente a una edificación antigua formada por 10 columnas de 6 nichos cada una; en total 60 nichos que forman este cementerio infantil y que más valiera que estuvieran vacíos. En la mayoría de las lápidas se puede leer: El niño (su nombre) subió al cielo el (fecha de su muerte). No me extraña que, como dicen, el cielo esté plagado de ángeles.

(Os recomiendo que ampliéis la fotografía para leer las inscripciones y observar la calidad de esta foto).
Estoy de vacaciones, en un paraíso de luz donde el mar se acerca con dulzura al desierto; no me apetece mirar esta foto; ni escribir historia alguna. Pero lo haré.                       

viernes, 2 de noviembre de 2012

Escena en blanco y negro

Con este título, Escena en blanco y negro, he publicado la historia que no se ve correspondiente a la fotografía Gaviotas; y lo he hecho así porque esta historia trata de la vida de los personajes retratados en blanco y negro, pero también de sueños e ilusiones; de hermandad; de miedo y superación; de un futuro soñado y de un pasado para olvidar. La cara y la cruz, el blanco y el negro, la vida...

Aquí se puede observar y leer; y hacer comentarios y hacerse seguidor de La historia que no se ve

viernes, 5 de octubre de 2012

Nueva foto para "La historia que no se ve"

He recibido esta foto de Alfaro. Lo que quiere decir que pasará a formar parte del libro "La historia que no se ve" y que por tanto he de escribir una historia. 

Para empezar, como siempre, la observo detenidamente y escucho con atención lo que me dice; así nace la descripción que fundamentará esa historia, y así la comparto.

(Pulsar sobre la foto para agrandar)

"Dos hombres pescan a la orilla del mar; en una costa sin playa de arena, repleta de piedras. Uno de ellos parece tranquilo, concentrado en su faena, ajeno a todo; la figura del otro, en movimiento, menos tranquilo, transmite inquietud. Completa la escena una bandada de gaviotas, que se vuelven protagonistas por su cercanía a los personajes y al ojo que observa; tan cercanas que se las oye gritar"

miércoles, 3 de octubre de 2012

Viaje a mi patria (II)

Comienzo una nueva etapa de mi existencia; con ella comienza también una nueva manera de expresarme y de compartir. Así que retomo una entrada anterior para contar que en Galicia se sigue estando bien; muy bien. Estas fotos retratan el entorno de la casa donde vivimos este agosto; el camino a lugares de mi infancia, casi íntimos.
Creo que estas imágenes son suficientes para contar lo que pretendo; para compartir desde este blog un momento importante y agradable de mi vida.
(Pulsar sobre las fotografías para su mejor visualización).










Lo mismo que la plaza 309 del garaje de Madrid; igual de cercana a la puerta de la casa, igual de agradable; igual satisfacción.












Al salir de la casa se recibe al día, que ya entraba por las ventanas; y de repente todo esto... No hay manera de moverse.










Cualquier rincón entre todo y la nada es suficiente.













...mis chicas están muy preocupadas.













...el caballo, también.










"Los pasos", esas piedras que permiten cruzar el río y en las que tantas veces resbalé y me caí.







Dicen que hay menos truchas; y tienen razón; pero el agua sigue tan trasparente y su hechizo en mí tan fascinante como entonces.







Para que no me faltara nada, mi hermana también se acercó hasta allí; y paseamos juntos los caminos que llenábamos de correteos y de risas en la infancia.











¡Cuánto hacía que Yolanda no disfrutaba en un lavadero del río!










A Shiva no parecen importarle tantos años resecando la madera del suelo de la casa.








Y a mi pequeña Blue no parece importarle electrocutarse en la sofisticada instalación eléctrica que luchamos por conservar.








Nada ha de ser necesariamente prescindible; la tecnología y las comunicaciones llegaron también con nosotros.










¿Comprendéis por qué necesito un coche grande? He de llevar conmigo todo lo que quiero a donde quiero, incluso cuando pueda parecer que allí de nada se necesita.

sábado, 15 de septiembre de 2012

Millones de años

Acabo de publicar nueva página en el libro "La historia que no se ve"; la correspondiente a la última fotografía que José Manuel Alfaro me envió y que pudisteis conocer junto a la descripción en la entrada anterior de este mismo blog.

La historia que publico ahora nace a partir de esa descripción y hace hincapié en la asombrosa elipsis que yo presentí al observar la foto. De ahí el título "Millones de años".

Esperamos vuestros comentarios, para nosotros son todos importantes, y no olvidéis que se pueden hacer al pie de la misma entrada, justo después de leer la historia que yo vi.

Que lo disfrutéis. 


martes, 11 de septiembre de 2012

Acerca de "La historia que no se ve"

El blog lahistoriaquenoseve.blogspot.com nació con la intención de compartir el trabajo que José Manuel Alfaro (fotógrafo) y yo realizamos en el libro "La historia que no se ve"; un proyecto que aparece definido en el propio blog (Nota del fotógrafo, Nota del escritor).

A partir de ahora, trataré de compartir también en INéDITO una parte del método que sigo a la hora de escribir las historias que se publican en ese libro.

Ya ha quedado dicho que entre nosotros, como coautores, el método de trabajo consiste en que Alfaro elige de entre su obra aquellas fotos que considera oportunas, sin otro criterio que el de la calidad técnica y artística, para luego enviarlas a mi correo sin añadir explicación alguna.
Por mi parte, una vez recibida la fotografía, y en aquellas ocasiones en las que me parece oportuno, le solicito información referida al lugar o al nombre del paraje o personaje retratado; rara vez, también acerca de qué le impulsó a hacer esa fotografía.

Con la imagen y esos datos, mi trabajo consiste en escribir la historia que no se ve, entendiendo siempre que la fotografía es la instantánea de una realidad más amplia. Y para hacerlo, como es natural, comienzo por observarla detenidamente; de esa observación surge en primer lugar una emoción que trato de fijar para el recuerdo; esa emoción será la génesis del cuento, en torno a la que escribiré con la intención de que el texto la transmita también al lector. Luego, ha de ponerse en marcha la imaginación para construir la historia que pretendo narrar. Por último y como siempre, comenzará la lucha que todo escritor mantiene con el lenguaje para que este "diga" y "haga" lo que  el autor pretende.

De todo este proceso, nada fácil de compartir, sí hay una parte clasificable, y es aquella que produce la razón cuando se observa algo siguiendo un método preestablecido y de la que surge la descripción de lo observado. Y será eso, la descripción de la fotografía, lo que me propongo compartir en adelante, sabiendo que son posibles tantas descripciones como miradas diferentes; será por tanto una descripción subjetiva, y es esta subjetividad la que da sentido y fundamenta la acción de compartir.

Ya hice algo parecido al publicar la entrada "Los colores del agua" que se puede leer en este mismo blog; y más exactamente al publicar en Facebook la descripción de la fotografía que inspiró la historia "Antes de la tormenta", donde referido a esta foto escribí:






"Un campo segado, bajo un cielo gris y profundo; en primer término, pacas de paja apiladas hasta casi rozar ese cielo; 
y en el aire el olor a hierba seca, 
a los tallos del trigo, 
a comida de invierno..."


Quienes hayan leído la historia "Antes de la tormenta" (aquí) podrán comprobar la relación que existe entre esa descripción y la historia escrita.

Pues bien, es la hora de compartir la descripción de la última fotografía de Alfaro que he recibido y que pronto pasará a ser la página 09 de "La historia que no se ve"; o eso espero.
















"Una fotografía de gran potencia expresiva, donde los elementos naturales (la bruma, el mar, la roca y el acantilado con huellas geológicas milenarias) aparecen con tanta fuerza que podemos observarla como un retrato de la Tierra y de las transformaciones que han acaecido desde sus inicios como planeta. 
Un quinto elemento, la torre de comunicaciones, nos habla de la existencia del Hombre sobre ese planeta; la torre está ahí, en la imagen, también como huella del último estadio de la evolución humana, como manifestación del progreso alcanzado por el Homo sapiens.
Estamos por tanto ante la fotografía que muestra, en un instante, millones de años; algo que literariamente solo es posible a través de la elipsis. Y desde ahí me enfrentaré a escribir esa historia que no se ve". 



jueves, 6 de septiembre de 2012

De nuevo en Madrid

Rápido, muy rápido e intenso, como los sueños; así ha sido nuestra estancia en Galicia. Todo verde, todo lleno de vida y olores, del canto de los pájaros, de los sonidos del río y de las hojas de los árboles que no paran de mecerse con el viento fresco, siempre tan agradable.
Estuvimos desconectados del mundo en todos los sentidos: sin cobertura, sin Internet, sin teléfono... Solo abiertos a la naturaleza, al buen apetito y al sabor especial de una gastronomía rica y abundante, muy abundante.
De vuelta, Madrid y sus particulares agobios; el calor, que parecía que no iba a cesar nunca; el ruído de fondo; la multitud aturdida y siempre extraña; de nuevo los viejos vecinos de siempre, las mismas facturas en el buzón, ahora más caras; el rescate de lo cotidiano...
Hoy, toca dentista; mañana, gestiones varias. Así es esto que llaman vida y que hay que vivirla, contento a la fuerza, sin rechistar. Ya conectados: el Facebook, los blogs, el correo, la llamadas al móvil... También, el recuerdo de buenos amigos que apetece reencontrar. 
Y una nueva fotografía de Alfaro para el libro "La historia que no se ve"; yo ya he escrito una que vi. (lahistoriaquenoseve.blogspot.com )

miércoles, 8 de agosto de 2012

Viaje a mi patria

Nos vamos de vacaciones al norte en busca del verde frescor de Galicia y de la arena blanca de las playas del Cantábrico. Además, yo voy al reencuentro con mi patria literaria; con los olores y los gestos que mis antepasados dejaron prendidos al paisaje y a las cosas y al aire que habitan la casa de la abuela y de mi infancia.

Siento una extraña alegría. Y la ilusión de compartir con mi compañera de vida tanta patria. Y la vida vivida.



La parra verde de la puerta

sombrea el campo en verano.

La leña seca parece más seca.

Luego, en invierno, volverá a gritar en el fuego

la inapreciable vida que conserva.


Y cuando prenda la llama en la húmeda corteza

será blanco el humo sobre el tejado negro.


Entonces es cuando todos en la aldea 

saben que la abuela ha hecho la lumbre.


[De , El instante impreciso 5, página Fotografía, blog INéDITO]



sábado, 4 de agosto de 2012

Los colores del agua

Siguiendo con el proyecto La historia que no se ve, Alfaro me envió una fotografía en la que aparece el otoño avanzado, con toda la majestuosidad que aporta el silencio de la naturaleza en este momento casi invernal; el silencio de la pausa de la vida, del reposo necesario; de la muerte que no es muerte, sino vida que espera, quieta y callada, la hora festiva de la primavera que llegará. 
   Una vez más, el proceso y edición a los que Alfaro somete sus fotografías nos dejan ver el aire y la intimidad más profunda de lo retratado, porque Alfaro retrata la naturaleza, y nos la entrega así, sin estridencia y en silencio.

La historia que escribí para acompañar a esta imagen es también pausada y silenciosa; el recuerdo de algo íntimo; la voz del abuelo que ya no está: la muerte que no lo es porque perdura la vida en la enseñanza regalada al nieto. Y los colores. También aquí callados en un silencio de pañuelos perdidos o guardados en el baúl (metáfora de la memoria y los recuerdos). Y los ojos de las truchas como símbolo del mirar, del percibir de la Naturaleza, y por tanto del mirar y percibir del Hombre. Un mirar que ha de aprehenderse; una lección para el espíritu aquí libre y grande de la infancia.

Una lección que el artista Gonzalo Torné tiene bien aprehendida bien adentro. De ahí el festival de color en sus obras, que nacen de respuestas del espíritu cuando Torné le toma la lección.
     Es la suya una pintura colorista y rotunda, no callada, como no podía ser de otra manera: la voz alegre de la alegría de vivir. 

Todo esto, y el afecto que siento por Gonzalo Torné, me llevaron a dedicarle este cuento.


miércoles, 1 de agosto de 2012

Esto ya es otra cosa

He seguido con Issuu porque me permite publicar desde allí en otras páginas, y porque serán estos los archivos de algunos cuentos que pasaran a .epub. De momento he maquetado así:


viernes, 8 de junio de 2012

La historia que no se ve

Os presento un blog dedicado al nuevo proyecto en el que estoy trabajando:
"La historia que no se ve" 
Espero que os guste, que os hagáis seguidores y que enviéis comentarios.

http://lahistoriaquenoseve.blogspot.com.es/

Gracias por las visitas.

viernes, 6 de enero de 2012

Novedades más importantes de la Ortografía (3)



Símbolos, siglas, números
Decimal
Se recomienda el uso del punto para separar la parte decimal de los números, aunque se sigue aceptando la coma. Se recuerda que lo apropiado para agrupar los dígitos de tres en tres es el espacio, no la coma ni el punto: 3.1415 o bien 3,1215, 69 000
Porcentaje 
El símbolo de porcentaje se escribe, como otros símbolos pospuestos a una cifra, dejando un espacio. Solo se escriben pegados , °,´ y ˝ (grados, minutos y segundos)
15 %, 3 km, 24.50 €, 100 C pero 52°, 2´ 20˝
Abreviaturas deletreadas
Las abreviaturas que se leen a menudo deletreadas se pueden escribir como siglas: S. L. o SL, S. A. o SA
Mayúsculas y minúsculas en siglas
Es admisible el uso combinado de mayúsculas y minúsculas en las siglas.
ARNm, PCEr, JpD, UNMdP, DGTel
Mayúsculas y minúsculas en acrónimos
Las acrónimos (siglas que se leen como palabras, no deletreadas) se pueden escribir íntegramente en minúsculas, si corresponden a nombres comunes; o en minúsculas con mayúscula inicial, si corresponden a nombres propios. En estos casos, se acentúan conforme a las normas generales.
uci, mir, ovni, radar, módem, euríbor Mercosur, Unesco, Unicef
Décadas 
Se admite la expresión en cifras. 
los 50, los años 50, los cincuenta, los años cincuenta
Cardinales 
Los números entre el treinta y el cien también se pueden escribir en una sola palabra. Las palabras así formadas deben acentuarse según las normas generales y se escriben con i latina para la letra que se corresponde con la conjunción y.
cuarentaiocho, treintaiuno, setentaisiete, cincuentaidós, cincuentaitrés