sábado, 29 de agosto de 2009

Manuel Fernández Quintana






Brindamos juntos por la vida en más de una ocasión.
A propósito de King Turner lo nombro en la web, ahora lo traigo e este blog para hablaros de él. Es un antiguo y buen amigo. La vida le ha enseñado y él ha sabido aprender. Nadie como Manolo para escuchar. Sus palabras me han hecho en muchas ocasiones mucho bien. Y sabe que le tengo mucho cariño. Para la farra no hay qien le gane. Su ingenio verbal es insuperable; también a su lado he pasado algunas de las noches más divertidas de mi vida.

Su casa es a la vez su estudio y la Escuela de Cerámica que dirige; un edificio antiguo en el casco viejo de Algete que ha convertido en un lugar vivo y trascendente; allí se cuecen, además de barro, los más interesantes y divertidos proyectos culturales del municipio: lo mismo se crea un grupo de amigos del vino como disculpa para veladas extraordinarias, que nace el proyecto de trabajo con cerámica para disminuidos psíquicos.
A Manolo nada lo para.

También le gusta navegar y escapa a Cádiz siempre que puede, donde vive su hijo, patrón de barco y profesor de vela. El otro tiempo lo pasa trabajando. Es un maestro ceramista. Maestro porque dedica un tiempo a la enseñanza en su escuela, y porque así es considerado en los círculos más exigentes del mundo de la cerámica. Tiene como artista un importante y amplísimo currículo. Sus piezas van más allá de la cerámica, que en él se convierte en material y oficio para realizar auténticas esculturas. Ha sido, si no el primero, uno de los primeros en desarrollar sesiones de rakú al aire libre, abiertas a la participación de todos. Tuve el honor de compartir a su lado alguna de esas primeras experiencias, exitosas y divertidas, como todo lo que toca, y que alcanzaron una gran repercusión cuando los diarios más importantes (El País y El Mundo) cubrieron el evento.

La copa que aparece en la cabecera de esta entrada forma parte de un juego de piezas donde se aúnan porcelana y barro, y al que acompaña una leyenda del autor que no tiene desperdicio.

Aquí al lado, el boceto del cubo de energía que iniciamos juntos Yolanda, Manolo y yo, bajo la parra que sombrea el patio de su casa. Nació como resultado de un encargo del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) para regalar en un congreso. Era necesario realizar un objeto inútil, pero válido para estar sobre la mesa de un despacho; que sorprendiera por su enjundia, por el tacto y por la forma; también que se relacionara facilmente con el CSIC como institución organizadora del congreso. Al cubo como volumen llegamos enseguida, luego el talento de Manolo empezó a jugar con la forma hecha en barro que ya teníamos delante, sobre la mesa. Hundía en la arcilla sus dedos consiguiendo efectos increibles. Luego con un taladro le atacó hasta el corazón mismo. Se fue a otra parte de la casa y vino con una caja llena de objetos imposibles. Eligió una canica de cristal irisado, la colocó en el centro del cubo, y el resultado fue sorprendente. A los pocos días nos enseñó el prototipo. Lo había titulado cubo de energía: la esfera de porcelana quedó atrapada en medio del cubo de barro refractario de chamota media, bizcochado a 980º, patinado con óxido de hierro, manganeso y vanadio; una segunda cochura a 1.240º en atmósfera oxidante, con cubierta de arcillas y cenizas; en la cara superior, arena de cristal de colores. Hizo más de 300. Cada uno diferente. Todos piezas únicas.
Luego escribió la leyenda:

La energía en el centro,
el vidrio en la cima.

El ojo vigilante
y la mano atrevida.

El rumor que acaricia
el aroma del fuego.

Con los cinco sentidos... y sucede el milagro.

Daniel Font


© Daniel Font

En mi
web www.manuellopezrey.com también he subido esta foto. Allí hablo de la Sierra de Segura, espacio en el que se desarrolla la historia que cuento en Malas noticias (Mal momento, Mil Libros Narrativa, 2009). Aquí quiero hablar de Daniel Font.

Creo que era 2004 cuando lo conocí. Se acercó a la Concejalía de Cultura para presentarnos su trabajo como fotógrafo y su proyecto de sensibilización medioambiental.
De aquellas conversaciones salió la primera exposición que montamos juntos: Parajes Naturales I . Luego nos mostró la Guía BP, donde las fotos publicadas son también suyas. En 2008 se editó desde el ayuntamiento un libro/guía titulado Algete en bici, donde colaboró con fotografias del entorno más natural del municipio de Algete. El próximo sábado 5 de septiembre a las 21,30 horas se inaugura en el Edificio Joan Manuel Serrat otra exposición suya: Parajes Naturales II

En estos años he conocido a su mujer y a su hijo; los tres tienen eso que nadie sabe nombrar pero que a todos alcanza cuando estamos ante algunas personas (¿duende, magia, alma...?). Yo creo que lo que emanana esta familia es sencillamente bondad y elegancia espiritual.

Recuerdo también que en un folleto que diseñé con motivo de la programación de carnaval, me cedió una foto de su hijo, entonces muy pequeño, una foto en blanco y negro en la que con freehand le pusimos en la nariz al chico una pelota roja de payaso.

Daniel Font es un magnífico fotógrafo de espacios naturales. No son las suyas fotos de paisajes. No retrata árboles o ríos o montañas o lagos o cumbres, que también; pero lo mejor que hace, donde creo que radica lo más importante de su trabajo, es en el dominio de la técnica y en esa capacidad suya para fotografiar el aire. Son así sus obras inmensas, espacios que se abren a la grandeza de lo natural; en ellas se conserva, porque Daniel la reinventa, la misma inmensidad de las montañas, de las cumbres, de los árboles o ríos o lagos que fotografía. No hay en sus fotos más protagonista que el espacio: un espacio que se carga del misterio de la naturaleza, que se vuelve sorprendente en sus encuadres, en su exquisito tratamiento del color. Sin duda alguna Daniel Font es un profesional que conoce el oficio, y un artista. Sólo con talento y sensibilidad se logran obras tan perfectas y ricas como las suyas.

Tengo la suerte de tener en una pared del despacho una foto de Daniel de 3 metros por 0,90. La miro todos los días, y siempre que lo hago me alcanza el sonido del arroyo, el olor de lo umbrío, el murmullo de las hojas de los árboles y la frescura de la sombra.

Y tengo la suerte de tenerlo como amigo.

(No dejes de pulsar sobre la fotografía de la cabecera de esta entrada, luego mueves la barra inferior, y volarás sobre la Sierra de Segura)
Ver más: efontnatura.blogspot.com

Vicente Alcobendas



Este hombre extraordinario es Vicente, el padre de Luis, el del restaurante donde voy casi a diario. Al contrario que su hijo, Vicente es callado. Aunque siempre tiene en los labios un saludo agradable. Tiene setenta y ocho años y buena memoria. Algunas veces cuenta cosas de su vida. Esto me lo contó recordándose de jovencito.


España, 1947. Una mujer corrió la voz. Necesitaban un pastor. Vicente se presentó ante ella. Tenía entonces 16 años, trabajados. ¿Tú vas a ser el pastor de mi ganado? Sí señora, si usted lo quiere. ¿Conoces el oficio? Sí señora. ¿De dónde eres? De al lado, del pueblo de al lado. Está bien, te pagaré cinco pesetas. No señora, quiero siete, por menos me quedo en casa, ayudando. Lo que pides es mucho. Usted decide. Si al finalizar el mes me he ganado siete pesetas, usted las paga; si no, cobraré cinco y me iré. De acuerdo, dijo la señora. Luego lo acompañó a los corrales. Allí estaban las ovejas de la señora. Antes de que ella hablara, Vicente dijo: Está bien, yo me ocupo, señora. Y comenzó a hacer su trabajo.

No había pasado una semana cuando a los señores les pidieron tres corderos, y el señor comentó que llamaría al carnicero para que los sacrificara.
-¿Qué falta hace el carnicero? Yo soy el pastor.
-Tú destrozarás el mondongo, y el animal se echará a perder.
-¿Por qué cree eso? Yo sé hacerlo.
Vicente sacrificó y abrió en canal los cuerpos colgados de los tres corderos. Acertando.

Ya desde el primer día, la señora le servía almuerzos y cenas que él ni soñaba. Pan del que no había, blanco como el alba; huevos, chorizo, carne estofada. Cómo cocinaba la señora. Y limpia como los chorros del oro. Así la recuerda. Si se me caía al suelo el tenedor, inmediatamente lo recogía la señora, lo lavaba en el agua, lo secaba cuidadosa, y me lo devolvía. Como los chorros del oro. Buena, muy buena y muy limpia la recuerda.

Antes del día treinta de aquel marzo de 1947, Vicente necesitaba cobrar. En casa estaban necesitados. La señora, tan buena y tan limpia, se le adelantó: aquí tienes tu jornal. Y le puso en las manos siete pesetas.

miércoles, 26 de agosto de 2009

El miedo, enemigo del artista

Cuentan que el hermano de Van Gogh dijo en una ocasión que el pintor "lo hacía siempre muy despacio, que comenzaba en una esquina del cuadro y con esas pinceladas de intensidad, completaba el lienzo de a una, como quien teje una tela", y es que solo así se vence el miedo, el gran enemigo del artista.

El miedo es siempre el protagonista absoluto del fracaso. Pero, ¿cómo vencerlo? Cómo hacerlo si forma parte intrínseca de nuestra naturaleza. El bebé ya lo conoce. Teme a lo que ocurre mientras duerme. Desconoce qué pasa mientras él no está. Se llama angustia vital. Y viene con nosotros, bien agarrada, como una lapa, a las telas del cerebro. Desde ahí nos cuenta, nos manipula, nos impide. Hay que acabar con el miedo. El niño lo consigue identificándolo. Con el hombre del saco; con el coco; con la bruja o con el ogro. De ahí que los mejores cuentos infantiles, las obras maestras de los clásicos del cuento, siempre incluyan un personaje que encarna el mal. Y es precisamente por eso por lo que se siguen contando, por lo que siguen asombrando al niño, porque le proporcionan la oportunidad de identificar el miedo. Porque a partir de entonces ya no existe como una sombra que todo lo cubre: ahora el mal tiene nombre, ocupa un lugar, tiene un sitio; ahora se puede estar alegre, dejar de sentir miedo: el coco no convive con nosotros. Está en su sitio y podemos vivir tranquilos. Eso sí, hay que permanecer alerta, hay que actuar con cautela, no vaya a enfurecerse y abandonar su escondite para atacar, para apoderarse de nuestro ánimo. Al adulto no le sirven los mismos lugares, los mismos escondites del mal. Y ha de crear otros, inventarlos. De ahí que todo grupo se fortalece ante el enemigo común. Lo saben los líderes, los poderosos. Todo poder se asienta en una determinada identificación del miedo. ¡A por él! Y estallan las guerras. ¡A por él!, y es verdad el holocausto. ¡A por él!, y mueren de hambre millones de seres humanos. Por la única razón de que encarnan el mal, el enemigo, todo lo que puede poner en peligro nuestra más o menos difícil convivencia, nuestro subsistir, nuetra razón de ser como grupo, incluso nuestro acomodo en la desgracia individual.

Pero el artista ha de saber antes que cualquier otra cosa, que el miedo es su gran enemigo. El arte es liberación, o no es. El arte es desprendimiento, desaprendizaje; es combate, transgresión. Es la única puerta posible tras la que nunca se esconde el coco; tras la que el miedo no precisa escondite porque no existe.

Crear. Vivir. Estar sin miedo.

martes, 25 de agosto de 2009

El restaurante de Luis (Fuente el Saz)

Casi a diario como en el restaurante de Luis. Es un lugar que, aunque cuenta con empleados ajenos a la familia, puede considerarse un negocio familiar. Y es así porque Luis lo quiere. Él sabe convertir en parte de la familia a quien elige, tanto a empleados de la casa como a clientes. Yo me siento de la familia, no sé sin con derecho, pero esa es realmente mi sensación en su casa.
Conozco por tanto a sus padres. Y a su hijo Iván, joven cocinero sensible y con futuro. Su abuelo, padre de Luis, es un hombre extraordinario, un ejemplo permanente de lucha, sacrificio y silencio: nunca se queja en público de sus doloridas piernas. Habla lo justo, como quien sentencia, y son las suyas sentencias que conviene tener en cuenta. Años y sabiduría. Ahí va una de las suyas: "Caballo que no da carrera, en el cuerpo la lleva".

Luis es un tipo curioso, todo un personaje. No cesa de hablar, sin resultar pesado; no hace más que vacilar, sin resultar molesto; ofrece un trato cercano, sin pasar el límite. Es un barman excelente.
Y tiene gracia. Mucha. Es capaz de decir en voz alta junto a cualquier mesa, con el comedor lleno, cosas como: "Quiere que le fría un huevo de los míos" (Nadie pilla la doble intención), y le responden amablemente: "No es necesario, muchas gracias".
Una de las especialidades de su cocina es el estofado de rabo de toro. Es extraordinario. Algunas veces, cuando le felicitan por el exquisito plato, preguntan: "¿Cómo hace para que esté tan bueno, tan tierno?". Y Luis muy serio responde: " Pues verá señora, este es uno de los platos que al hacerlo le pongo de todo menos cariño". -"Y eso por qué?".-"Porque si le pusiera cariño al rabo no estaría tan blando".
En fin, él es así. Y me parece muy bien.

sábado, 22 de agosto de 2009

Cartel promocional

Estoy trabajando en el cartel promocional del libro Mal momento; me falta una foto que probablemente me la pase Alfaro. Es un compañero del quipo de la concejalía de Cultura que está estudiando fotografía y es un crak; también es, junto con Jorge Martín, el autor del retrato que se incluye en la primera solapa del libro.

En cuanto esto se ponga a rodar los incluiré en enlaces para que podáis ver sus webs.
Haré lo mismo con el cartel cuando lo termine.

Correcciones...

Recibí un correo de la gestora del proyecto (Neware) en el que me advertía de algún fallo en el archivo correspondiente a la tripa del libro. Parece ser que la posición de la numeración de página bailaba 1 mimlimetro en algunas hojas.
Me acerqué por la tarde y con la impagable colaboración de Fernando, arreglamos el problema.

Aproveché para hacer otras correcciones que había encontrado revisando el pdf en el restaurante de Luis, donde muy amablemente me permiten conectar el portátil y hasta me ofrecen conexión a internet. Lo revisé mientra comía, con Yolanda al otro lado del teléfono, siempre dispuesta a resolver mis dudas.

Cuando salí de Neware, estaba mareado: mucho calor, muchos nervios y la velocidad de las páginas en pantalla. El caso es que no tengo muy claro lo que hicimos, pero confío plenamente en la profesionalidad de Fernando y él quedó conforme.

Y de nuevo a esperar... La semana que viene llegarán a mis manos los primeros ejemplares.
Estoy ilusionado y tengo miedo. Una extraña combinación de emociones.

sábado, 8 de agosto de 2009

Mal momento


Hoy está en el horno.

Muy pronto saldrá a la calle
Mal momento,
el primero de los libros publicados con Mil Libros Narrativa
y también el primero del autor, que por cierto soy yo mismo:
Manuel López Rey.
Tanto en este blog como en www.manuellopezrey.com y en millibrosnarrativa.iespana.es encontrarás toda la información sobre el libro, y otras cosas
Desde aquí, solo contar que todo el equipo de
Mil Libros Narrativa estamos preparados para recibir a la criatura. Hemos hecho los deberes, conocemos técnicas específicas para el alumbramiento... Pero las emociones traicionan, y el miedo, y la ilusión.
¡Que venga con todos los deditos, por favor!
Cuando así sea, se publicarán en estos sitios algunas de sus páginas, y si el tiempo lo permite también se contarán historias relacionadas con la gestación y el parto. Incluso la ilustración de cubierta será la definitiva, de momento la que aparece servirá como ecografía.
Estos días el trabajo deja poco tiempo, pero pronto, muy pronto volveremos por aquí.