lunes, 29 de diciembre de 2014

Hasta siempre, Berta

Recuerdo con una claridad sorprendente los momentos de aquel día en que fuimos a recogerte. Hacía poco habías cumplido dos meses y ya tenías una mirada tan sana, expresiva y alegre, que no dudamos en traerte a casa. Desde la primera noche, Yolanda te eligió como compañera de sus sueños, y a su lado aprendiste tanto que llegaste a conocerla mejor que nadie, y a quererla: sin obsesiones, sin caprichos ni dependencias, con un amor tan grande, sincero y rico, que pronto olvidamos que eras una perra labradora dorada, muy grande y muy blanquita, y pasaste a ser Berta, simplemente. 

Y fue así como tú, Berta, te convertiste en la mejor compañera de vida: sentirte cerca fue una de las emociones más gratificantes y prodigiosas que hayamos vivido. 
    Allá donde estuviéramos, siempre había una mirada nuestra que se topaba con la tuya, porque ibas con nosotros a todas partes. Nunca, a nadie, le resultó molesta tu presencia. Y a nosotros, sin duda alguna, nos hizo grandes y mejores. Y es que tú nunca molestaste; siempre supiste hacer las cosas fáciles. Y siempre llenaste de alegría y bondad los espacios que ocupabas. 

Estoy triste porque ya no volverás, pero sereno y tranquilo porque ahora sé que ya nunca podrás irte: estarás con nosotros para siempre.

Labrador retriever
Labrador retriever

Labrador retriever
Labrador retriever



Labrador_Retriever_Nadando

Labrador retriever hembra

Labrador retriever

Berta o la bondad, el juego y la fuerza 
(Videoclip: ver a la máxima resolución
Fotografías: pinchar sobre las imágenes)

lunes, 15 de diciembre de 2014

"García " va a cumplir un año

El próximo 20 de enero, García cumplirá un año.
   Nunca consideré la opción de tener un perro pequeño; siempre me gustaron los perros grandes, además es con los que me acostumbré a convivir, y es que abrazar un cuerpazo de más de 25 kilos es una sensación especial que me agrada muchísimo.
   Pero, mira por donde, ahora se ha convertido en mi compañera una renacuaja a la que adoro. Al principio me parecía normal su tamaño; la veía como el cachorro que era y me conquistó como lo hace cualquier cachorro. Ahora que ya va a ser adulta, lo que me hace gracia es que la puedo manipular como si siguiera siendo cachorro, y por supuesto ya la quiero y su tamaño nada tiene que ver. Y es que, aunque me cuesta, reconozco que un perro de talla pequeña tiene algunas ventajas. 
   García ha conseguido convertirme.

Lo de llamarse García ha ocasionado muchas situaciones divertidas, pero sin duda la mejor ocurrió en una playa del Cabo de Gata, cuando unos niños se acercaron para jugar con ella. Yo estaba leyendo y los oía gritar y reírse; intentaban meterla en el mar y a la perrita le asustaban las olas. De pronto, una de las niñas, de 5 o 6 años, se acerca corriendo hasta donde yo estaba y me pregunta: 
-¿Cómo se llama el perrito?
A lo que yo respondo: Es una perrita..., y se llama García.
La niña se queda unos segundos pensando, con la mirada hacia arriba y a la derecha. Enseguida, vuelve a mirarme a los ojos y pregunta:
-¿Y de nombre...?


Schnauzer miniatura














Schnauzer miniatura

Schnauzer miniatura






















Schnauzer miniatura
















Cachorro de Schnauzer miniatura
Cachorro de Schnauzer
Schnauzer
Schnauzer negro y plata
Schnauzer miniatura
Schnauzer miniatura negro y plata



















Schnauzer_Miniatura
Schnauzer miniatura negro y plata






viernes, 14 de noviembre de 2014

Nacimiento


Ya podéis leer la historia correspondiente a la foto 18 en La historia que no se ve. Por supuesto, no la he escrito en las 24 horas siguientes a la recepción de la foto, ya que esta foto la conozco desde el momento en el que fue hecha por José Manuel Alfaro; luego él trabaja en el procesado de la fotografía hasta que finalmente me la envía para la publicación.

Desde que tengo el archivo de esta foto (hace meses), lo he abierto muchas veces y me he quedado mirando a esta preciosidad de bebé. La verdad es que, a diferencia de ocasiones anteriores en las que lo que me provoca la foto se convierte en el fondo de la historia que escribo, aquí he trabajado de otra manera. Y ha sido así porque la foto solo me transmite dulzura y belleza en el estado más puro; y no suelen estar estos conceptos entre mis preferencias a la hora de escribir. Así que decidí colocarme en la piel de ese bebé y hacerme consciente del trago tan duro que acaba de vivir: el nacimiento. Y es que está comprobado que el momento del parto es sumamente estresante para la criatura (también para la madre), un ser humano que aún no ha completado el crecimiento y desarrollo definitivos de su cerebro y que por supuesto no cuenta con información para comprender lo que ocurre. Solo puede soportarlo.
También se ha comprobado que es la dureza de esa experiencia por la que atraviesa el recién nacido la que le aporta una determinada facultad para enfrentarse a otros momentos duros a lo largo de su vida; así, se constata que, por lo general, los niños nacidos mediante cesárea se muestran menos fuertes ante la frustración e incluso más débiles en defensas ante situaciones críticas de su cuerpo.
En cualquier caso, lo que pasó a interesarme literariamente fue el sufrimiento y el desconcierto que padeció este bebé durante el parto, pocos días antes de realizarse el retrato. Y esto es lo que escribí.
Puedes ver la foto y leer la historia aquí: La historia que no se ve

jueves, 13 de noviembre de 2014

LHQNSV

Nueva página en La historia que no se ve


Por fin Alfaro se ha decidido a enviarme una fotografía. Sé que este año ha sido de mucho trabajo para él, por lo que vamos a perdonarle el retraso.

Esta es la foto:


























Un auténtico angelito de carne y hueso. Su nombre es Carolina; conozco a sus padres y sé cuándo y dónde nació. Estos datos condicionan la historia que he de escribir; por lo tanto, en esta ocasión, tendré que hacer un trabajo de "borrado de información" para que esta preciosa niñita inspire la historia pero no la condicione.
¿Queréis saber la verdad?: No tengo la más mínima idea de por dónde empezar.

domingo, 6 de julio de 2014

Un trabajo intenso

Concierto 30 Aniversario de la CORAL POLIFÓNICA ALGETE


He titulado esta entrada "Un trabajo intenso" porque realmente lo fue, y en más de un sentido.
Viajé el lunes 9 de junio desde Ponferrada a Madrid. Antes, había estado en contacto con la presidenta de la Coral Polifónica Algete, quien me tenía al corriente de las novedades y, por supuesto, me informó del repertorio que estaban preparando y de la intención de hacer de este concierto conmemorativo un recorrido musical por sus 30 años de historia; también conocía la duración de las canciones, los directores invitados...; que habría un piano de media cola en escena y hasta el propósito de anunciar el cambio de nombre para el coro, que pasaría a llamarse, desde ese preciso momento, CORAL OFELIA NIETO.
Con estos datos y las respuestas de Carmen Ochoa -presidenta de la agrupación musical- a todas mis preguntas, comencé a elaborar lo que yo llamo el primer borrador mental; y lo llamo así porque no es el momento de escribir el guión, ni el de hacer el plano de luces, ni siquiera el de diseñar el espacio escénico. Aunque también es todo eso, pero ocurre solo en la mente y es únicamente mi imaginación la que me permite conocer cómo se estructura y se va a ver el espectáculo.
Por tanto, llegué a Madrid sabiendo exactamente lo que quería hacer, pero lo que importa es que hay que hacerlo, y el concierto se celebraría 5 días después, el domingo 15 de junio. Y esto sí que es intenso. Afortunadamente, me encontré con una agrupación entregada e ilusionada; con un director musical más entregado e ilusionado si cabe; y con todos dispuestos a ensayar hasta la hora que fuera necesario, o hasta que sus gargantas lo resistieran. También había que preparar el espacio escénico, dirigir luces, escribir el guión (a modo de escaleta para los miembros del coro; completo y con tiempos definidos para el presentador (que también era yo), y el guión técnico para la cabina de luces). En fin, que tenía 5 días para todo, pero también muchas ganas, lo que hizo el trabajo más intenso en otro sentido.
Por si fuera poco, me encontré con un grupo de personas que compartían una vocación y también mantenían entre ellos relaciones personales sinceras de respeto y cariño. Otro ingrediente para aumentar la intensidad, en este caso emocional (mal director escénico sería si no me percatara de esos matices).
En esos 5 días, como es lógico, apenas pude descansar; me vinieron muy bien mis técnicas de relajación, que me permiten recuperar en una hora casi lo mismo que en ocho de sueño, y que tenía que poner en práctica en cada momento libre, por cortos que fueran: entre ensayos con los técnicos y ensayos con el coro; entre la pintura del escenario y la hora de comer; entre la escritura del guión y el tiempo de ducha... Y por supuesto, mantener bien claros en mi mente la creatividad, los conocimientos técnicos y de producción, los de comunicador..., y todo a sabiendas de que no había tiempo para dar un solo paso en falso; de haber ocurrido, no se hubiera podido corregir. (Intenso, ya les dije).
Pero si conseguimos que el domingo 15 de junio, a las 19,30 horas, todo estuviera como habíamos acordado y todo el mundo estuviera en su sitio (y los cantantes con la voz descansada y la capacidad de concentración a tope), no fue solo por la profesionalidad de cuantos participamos; fue más bien por el cariño y el respeto que todos tenían y mantuvieron para consigo y para con los demás. Y ese fue, sin ninguna duda, el mejor regalo que me podían entregar y lo que le dio el sentido último y hasta la forma a este espectáculo que, aun tratándose de un concierto, en poco se pareció a lo que estamos acostumbrados a presenciar.

El aforo del auditorio se completó (lo siento de verdad por las personas que se quedaron fuera), y el público se mantuvo atento y participativo en todo momento. Sus aplausos, su disposición y los comentarios que al final nos trasladaron, fueron pruebas de que se lo pasaron bien y que este concierto quedará para todos como el primer gran éxito de la Coral Ofelia Nieto.
Mi más sincera enhorabuena y mi agradecimiento por haberme dado la oportunidad de conoceros más y mejor; la de trabajar junto a vosotros, y la de compartir unos aplausos que yo nunca dudé que erais vosotros, todos vosotros, los que más se lo merecían.

Gracias también a todas aquellas personas que acudieron, además de para escuchar el concierto, para ver mi trabajo y entregarme una vez más su cariño y su cordial trato (hacía algo más de dos años que no trabajaba en Algete).























































































































































© Fotos: Salvador Sánchez Cabezudo

miércoles, 2 de julio de 2014

Lo que va del 14

Viajé a mi tierra, El Bierzo, en diciembre de 2013, dispuesto a pasar la Navidad en familia y a someterme a una intervención quirúrgica que me obligaría a usar muletas durante algún tiempo. Todo salió bien, y muy pronto las muletas se quedaban olvidadas en los bares. Lo que no sabía es que me iba a enredar con el proyecto de jardinería de la casa que mi hermana y su marido tienen en Bembibre. Ha sido un trabajo importante, que realicé entusiasmado y del que estoy satisfecho. La verdad es que el trabajo lo realizó Gelo, mi cuñado, ya que yo ni podía ni debía adoptar ciertas posturas, coger pesos, y esas cosas que siempre te recomiendan después de la implantación de una prótesis; así que yo a lo mío: diseñar y dirigir la obra.
El caso es que 2014 lo recibí convirtiéndome en parte en un robot, con trozos de cerámica y otros de aleación de diferentes metales, que ya forman parte de mi cuerpo.
Además de ese cambio, también tuve la oportunidad de experimentar la cercanía y el cuidado con el que me trató mi familia; a quien hasta ahora, y desde hace muchos años, visitaba en contadas ocasiones, cuando me lo permitía el trabajo. Esta vez fue bien diferente, y me alegra haber tenido la oportunidad de volver a reconocerlos cercanos y de estar todo este tiempo compartiendo desafíos e ilusiones. Muchas gracias; nunca hubiera podido sentirme mejor atendido.

El invierno fue lluvioso, frío y nevado, por lo que El Bierzo resaltaba potente los días claros. No me extraña nada que sea la mía una tierra de muchos y buenos pintores; los contrastes y la luz son aquí algo prodigioso; y la gente, que no deja de visitar los lugares más recónditos donde siempre hay una casa de comidas, parece que sabe gozar de estas maravillas.

Ahora, ya en Madrid, me apetece compartir esta selección de fotos a modo de resumen (sin entrar en tantas otras que cuentan el trabajo que hicimos juntos).

Si os interesa el álbum, pinchar sobre la primera foto y lo veréis mejor.